Cuando los gatitos tienen entre 2 y 7 semanas de vida comienzan a conocer y explorar el mundo y empiezan a desarrollar los mecanismos necesarios para controlar el estrés. Un gatito que ha nacido en un ambiente con pocos estímulos no tendrá “la oportunidad” de desarrollar mecanismos de defensa emocional ante los cambios.
Con pocos estímulos no nos referimos a un ambiente negativo, sino a espacios estáticos donde el pequeño explorador no pueda desarrollar su curiosidad y aceptar los cambios del entorno como algo natural. Cuantas más personas (u otros animales) interactúen con un gatito, y más olores o sonidos conozca durante estas semanas tan sensibles, mayor será su capacidad de adaptarse a futuros imprevistos.
Esta información puede resultarnos útil si tenemos un gatito bebé pero…¿y si mi gato ya es adulto? ¿Qué cosas pueden producirle estrés?
Es importante conocer el impacto del estrés en los gatos. En muchas ocasiones nos parece increíble que unas obras en una casa cercana, la visita de un familiar o un cambio en el mobiliario, por poner algunos ejemplos, puedan provocar un nivel de estrés en el felino que afecte a su salud, pero así puede llegar a ser.
Los gatos pueden comenzar a manifestar estrés tanto de manera comportamental como física. Como propietarios tenemos que estar atentos y ser capaces de identificar estas señales (sobre todo si ha habido algún cambio reciente). En ocasiones no sabremos la causa del estrés, pero por regla general, cuando analizamos la situación encontramos uno o varios desencadenantes.
¿Qué podemos observar cuando los gatos comienzan a sentir estrés?
Los gatos con estrés pueden volverse extrañamente apegados o extremar la necesidad de independencia y mostrarse ariscos. También pueden pasar más tiempo escondidos (suelen ocultarse – si tienen varias opciones – lejos de aquello que les produce estrés, por lo que esto puede darnos alguna pista). Si el causante del estrés no desaparece, podremos observar cómo arañan los muebles, las cortinas o su rascador de manera más agresiva y con mucha más frecuencia. Incluso, pueden comenzar a hacer sus necesidades fuera del arenero, en los lugares más extraños. También pueden comenzar a acicalarse de manera continua, llegando a lamer partes de su cuerpo de forma tan insistente que les produzca heridas. Aunque parezca mentira, unos niveles altos de estrés pueden hacer hasta que el gato desarrolle cristales en la orina y esta aparezca con restos de sangre o de un color anaranjado.
Cuando observamos algún signo físico en nuestro gato que nos indica que algo no va bien, lo primero y más importante es llevarlo al veterinario. Si identificamos un factor de estrés importante, lo comunicaremos para que lo tengan en cuenta pero, ante una situación así, siempre será necesario descartar primero patologías físicas.

Podemos contaros dos casos de nuestra propia experiencia.
El primero, con Lili, que comenzó a orinar en lugares tan extraños (e incómodos) como la vitrocerámica, la mesilla de noche e incluso dentro de un plato que estaba en la encimera. En ese momento vimos que la orina contenía sangre y al día siguiente fuimos al veterinario con ella. Tras dos ecografías, y dos analíticas completas de sangre y orina, se descartaron causas físicas y nos confirmaron que era estrés. Instalamos un difusor de feromonas felinas y colocamos dos camitas en forma de cueva por si así se sentía más segura y, aunque nunca supimos qué o quién fue el causante de este episodio, un mes después de acudir al veterinario, las micciones fuera del arenero se fueron espaciando en el tiempo hasta que desaparecieron por completo.
Con Tanea nos ocurrió algo similar en un principio. De pronto comenzó a aparecer orina con sangre en lugares de color blanco o claro como el lavabo, la tapa del inodoro y, en una ocasión, una bolsa de la compra. Acudimos al veterinario en cuanto descubrimos quién era la gata que estaba en esta situación (en ese momento teníamos 3 gatitas en casa) y, tras la primera ecografía, comprobaron que, en este caso, sí que había una causa física que justificara las micciones con sangre: Tanea tenía un cálculo en la vejiga del tamaño de una moneda de 1 euro. Se programó la operación y se recuperó estupendamente.
Por eso, si en tu gato aparece algún comportamiento fuera de lo común es importante que estés alerta porque seguramente existirá una explicación y como propietarios responsables hemos de encontrarla acudiendo a veterinarios profesionales.